La felicidad es un fin que se desea por sí misma, porque uno no dice,
quiero ser feliz para…, sino que piensas voy a ser feliz cuando, me compre mi
auto, mi casa, cuando me case, cuando
tenga un hijo, cuando viaje a.., etc.
Yo, la empecé a buscar
haciendo todo aquello que se esperaba de mí, fue sencillo aceptarlo, porque
estaba definido; la culminación de una carrera,
colocarte en un buen trabajo después la formación de una familia, luego
la adquisición de cosas materiales; primero en todo lo que mi capacidad económica
podía y luego en mi incapacidad financiera (me endeudé) y tampoco la encontré.
Entonces ¿dónde y cuándo? iba a conocer la felicidad… ¿Cómo era?, ¿cómo se
conseguía? ¿Cómo se sentía?, ¿cómo se vivía?....
No obstante de lo que me di cuenta, es que cada reto que nacía de
mí, me emocionaba y me llenaba de
energía para hacerlo y además me daba satisfacción
y orgullo tanto si lo lograba o no. En cambio cuando venía como un debo de… externo, el sentimiento era de preocupación, tensión,
angustia, muy atenta a las opiniones de los demás. Entonces ¿dónde y cuándo iba
a conocer la felicidad? ¿Cómo era?, ¿cómo se conseguía? ¿Cómo se sentía?, ¿cómo
se vivía? ¿Con que estaba relacionada? …quizá con la suerte, con el dinero, con
el apellido, con las amistades.
Cuando me di a la tarea de conocer más acerca de esto, me encontré que las investigaciones de la dra. Sonja
Lyubomirsky (2005) son muy
esperanzadoras y confiables, puesto que demuestran que la capacidad para la
felicidad es temperamento en un 50%,
es decir nos viene del legado genético, aquí pensé, no… ya no conoceré la
felicidad, mi genes siempre se enfocan en los problemas, en prepararme para las
crisis, en que todo cuesta, hay que trabajar duro con sacrificio y sufrimiento,
estar atenta por donde va llegar el sablazo, etc.
Mientras que el 40% se
atribuye a lo que pensamos, decimos y hacemos… la
Intención (¿para qué hago lo que hago?, ¿qué me reportara?, ¿que espero?,
¿que busco?). Y el 10 % restante lo
constituye las variables del ambiente, circunstancias
generales de la vida (situación económica, sexo, nivel educativo, etc).
Entonces ¿qué puedo hacer para usar el 40%?, que es la voluntad,
transformada en aptitud y actitud para estar bien (ser feliz), y funcionar de
manera óptima conmigo misma, con los demás y con mi entorno.
Dentro de lo que recomienda Cikszentmimahly (1998) y Lyubomirsky (2005) te comparto lo que ayuda a cultivar el bienestar emocional
(felicidad) y utilizar ese poderoso 40% de la voluntad para aliar el otro 10%
que corresponde al ambiente:
·
Tener en claro cuál es la intención o propósito de lo que haces
·
Poner metas que desafíen tus habilidades y conocimientos
·
Es mejor ir de lo simple a lo complejo para no ser fuente de
frustración
·
Descubre lo que te gusta y apasiona
·
Saca tiempo para la reflexión y la relajación
·
Elige vivir plenamente lo que hagas
·
Cultiva lo que te falta para sentirte seguro y competente
·
Mira los problemas desde varias perspectivas de solución
·
Piensa divergente, explora y el riesgo para aplicar las soluciones
que identifiques
·
Comparte tus emociones con quien te sientas comprendido y entendido
·
No tengas miedo de ser quien realmente eres
·
cultiva lo que te gusta y apasiona hasta hacerlo una maestría
·
Ten un espacio a tu gusto, que te agrade y que haya un sitio para cada cosa y cada cosa en su
sitio.
·
Cultiva relaciones óptimas con los demás, pues son parte importante
para el bienestar.
·
Fortalece los recuerdos gratos, alegres y hasta nostálgicos
·
Elige practicar en todo momento el agradecimiento, es un buen
estimulante de emociones positivas, pensamiento
creativo que te dará bienestar
“En
definitiva la ruta de la felicidad se recorre con voluntad y clara
intención de que me mueve a Ser feliz”J
Martha Elena GR
Un expresso cortado...
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