martes, 20 de mayo de 2014

Reflexión sobre la felicidad










La felicidad es un fin que se desea por sí misma, porque uno no dice, quiero ser feliz para…, sino que piensas voy a ser feliz cuando, me compre mi auto,  mi casa, cuando me case, cuando tenga un hijo, cuando viaje a.., etc.
Yo, la empecé a  buscar haciendo todo aquello que se esperaba de mí, fue sencillo aceptarlo, porque estaba definido; la culminación de una carrera,  colocarte en un buen trabajo después la formación de una familia, luego la adquisición de cosas materiales;  primero en todo lo que mi capacidad económica podía y luego en mi incapacidad financiera (me endeudé) y tampoco la encontré. Entonces ¿dónde y cuándo? iba a conocer la felicidad… ¿Cómo era?, ¿cómo se conseguía? ¿Cómo se sentía?, ¿cómo se vivía?....
No obstante de lo que me di cuenta, es que cada reto que nacía de mí,  me emocionaba y me llenaba de energía para hacerlo y  además me daba satisfacción y orgullo tanto si lo lograba o no. En cambio  cuando venía como un debo de… externo, el sentimiento era de preocupación, tensión, angustia, muy atenta a las opiniones de los demás. Entonces ¿dónde y cuándo iba a conocer la felicidad? ¿Cómo era?, ¿cómo se conseguía? ¿Cómo se sentía?, ¿cómo se vivía? ¿Con que estaba relacionada? …quizá con la suerte, con el dinero, con el apellido, con las amistades.
Cuando me di a la tarea de conocer más acerca de esto, me encontré  que las investigaciones de la dra. Sonja Lyubomirsky (2005)  son muy esperanzadoras y confiables, puesto que demuestran que la capacidad para la felicidad es temperamento en un 50%, es decir nos viene del legado genético, aquí pensé, no… ya no conoceré la felicidad, mi genes siempre se enfocan en los problemas, en prepararme para las crisis, en que todo cuesta, hay que  trabajar duro con sacrificio y sufrimiento, estar atenta por donde va llegar el sablazo, etc.
Mientras que el 40% se atribuye a lo que pensamos, decimos y hacemos la Intención (¿para qué hago lo que hago?, ¿qué me reportara?, ¿que espero?, ¿que busco?). Y el 10 % restante lo constituye las variables del ambiente, circunstancias generales de la vida (situación económica, sexo, nivel educativo, etc).
Entonces ¿qué puedo hacer para usar el 40%?, que es la voluntad, transformada en aptitud y actitud para estar bien (ser feliz), y funcionar de manera óptima conmigo misma, con los demás y con mi entorno.
Dentro de lo que recomienda Cikszentmimahly (1998) y Lyubomirsky  (2005) te comparto lo que  ayuda a cultivar el bienestar emocional (felicidad) y utilizar ese poderoso 40% de la voluntad para aliar el otro 10% que corresponde al ambiente:
·               Tener en claro cuál es la intención o propósito de lo que haces
·               Poner metas que desafíen tus habilidades y conocimientos
·               Es mejor ir de lo simple a lo complejo para no ser fuente de frustración
·               Descubre lo que te gusta y apasiona
·               Saca tiempo para la reflexión y la relajación
·               Elige vivir plenamente lo que hagas
·               Cultiva lo que te falta para sentirte seguro y competente
·               Mira los problemas desde varias perspectivas de solución
·               Piensa divergente, explora y el riesgo para aplicar las soluciones que identifiques
·               Comparte tus emociones con quien te sientas comprendido y entendido
·               No tengas miedo de ser quien realmente eres
·               cultiva lo que te gusta y apasiona hasta hacerlo una maestría
·               Ten un espacio a tu gusto, que te agrade y que  haya un sitio para cada cosa y cada cosa en su sitio.
·               Cultiva relaciones óptimas con los demás, pues son parte importante para el bienestar.
·               Fortalece los recuerdos gratos, alegres y hasta nostálgicos
·               Elige practicar en todo momento el agradecimiento, es un buen estimulante de emociones positivas, pensamiento creativo que te dará bienestar

“En definitiva  la ruta de la  felicidad se recorre con voluntad y clara intención de que me mueve a  Ser feliz”J
Martha Elena GR 
Un expresso cortado...

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